lunes, 28 de septiembre de 2009

Capítulo #43: Un año después.

- ¿Vas a hacer algo ahora? – preguntó Bill.

- Pasaré al cementerio ¿Vienes conmigo? – contestó Antonia.

- Sí, así paso un rato con Nate.

Terminada la misa de aniversario de la muerte de Mike, William, Antonia y Nate, su hijo, pasaron al cementerio.

- Yo iré a dar una vuelta, ve con Nate tú primero – dijo William cerrando la puerta del coche.

La tumba era hermosa. Redonda y llena de flores alrededor; tenía fotos, cartas, peluches, discos, etc. Todos hechos por los fans. La esfera completa estaba hecha de flores rojas, rosadas y blancas, escribiendo su nombre, la fecha de nacimiento y la de fallecimiento.

- Mira quien está aquí – sonrió Antonia luego de tomar asiento al lado de la tumba – te vino a ver tu hijo.

El pequeño tenía el cabello negro y los ojos verdes, iguales a los de su padre.

- Feliz aniversario, aunque no se que tan feliz – suspiró – Ha sido todo tan rápido, aunque los primeros meses sin ti fueron muy largos, creo que casi interminables. Agradezco un poco estar a un año de… bueno, tú sabes, no me gusta tanto decirlo. Mira a este precioso – apunto a Nate – es igual a ti. Tiene la hermosa tarea de recordarme que por algo estoy en este mundo aun, y cada vez que lo veo a mi lado en la mañana se me hace que sus ojos, son los tuyos que me están mirando desde algún lugar. A veces llora mucho, pero siempre sonríe cuando digo tu nombre… además lo primero que le enseño a decir Butcher fue Mike. Aunque no le sale muy bien, pero eso es cosa de tiempo.

Tomó algo de aire.

- Todo ha estado muy tranquilo, los fans me han mandado muchos regalos, al igual que a Nate. Le ha llegado de todo – sonrió – Tony se ha portado muy bien, estuvo viviendo varios meses en el departamento, ayudándome con Nate y con las cuentas y todo eso. William también ha sido de mucha ayuda – aclaró la garganta – siempre sale con el pequeño. Ahora estoy viviendo sola. Pues creo que es tiempo de empezar de nuevo con más fuerza.

Su voz comenzó a apagarse hasta ser casi insonora, dejando escapar algunos sollozos.

- Te extraño mucho, Mike – soltó una lágrima – espero que estés donde estés lo tengas más que claro. Hay un vacío enorme aun en mí, pero estoy mejor. Sólo desearía que pudieras conocer a esta preciosura que tengo aquí en mis brazos… Él tiene muchas ganas de conocerte. A veces sueño contigo y cuando despierto y veo los ojos de Nate pienso que eres tu… es algo extraño – rió – William también vino a verte, los otros chicos pasaran a la tarde. Mamá también te extraña… ahora somos dos las que no tenemos al amor de nuestra vida al lado, pero sé que soy tan fuerte como ella; sé que todo lo que viví junto a ti valió la pena, hasta tu último segundo de vida aquí, cuando me tenías de la manito. Es curioso, porque tu mano así quedó, dobladita como sosteniendo la mía…

Nate reía, parecía saber donde estaba. Antonia lo acomodó cuidadosamente sobre las flores de la esfera y él comenzó a mover los brazos. Sonreía como nunca.

- Te amamos, tanto que hasta nos reímos – sonrió.

De pronto sintió unas manos sobre sus hombros. Era William.

Cogió a Nate y se incorporó.

- Veo que le gusta este lugar – susurró Bill.

- Parece que sí – contestó la chica secándose un par de lágrimas – iré al coche, te esperó allá.

Bill le besó la frente.

- Bien.

Cuando Antonia iba a casi unos 20 pasos de las tumba, William sacó de su bolsillo un papel blanco doblado en cuatro partes.

- No sé si puedo hablar muy bien… Así que te hice una carta – susurró – la voy a leer y luego la dejaré enterrada bajó las flores. No quiero que nadie la saque.

Tenso, desdobló el papel. Tomó algo de aire y comenzó a leer.

- “Feliz aniversario, aunque no sé que tan feliz. Tengo que ser honesto, no creo que escuche la misa más rato (son las 3.40 de la madrugada).

Cuando el reloj me marcó las 2.32 sentí una presión enorme en el pecho, de esas que no sentía hace mucho tiempo. Fue algo desgarrador; pero acordarme de ti ahora no es tan tormentoso, pues ya me hice la idea de que físicamente ya no estás. Lo que sí se me hace difícil es mirarle los ojos a Nate… son iguales a los tuyos, idénticos.

Te extraño mucho, Mike. Si bien, he recibido apoyo de muchas personas, el dolor está, aunque como dije, no es igual de tormentoso como lo fue en los primeros meses. Son cosas ínfimas las que me traen recuerdos, cuando veo tus guitarras en la sala de ensayo o cuando escuchó las canciones nuevas en la radio. Incluso cada vez que compongo me pregunto “¿Le gustará a Mike?” y espero una señal de no sé donde para tomarla como respuesta.

Tu hijo es sencillamente hermoso, me recuerda infinitamente a ti. Todos jugamos con el. Todos los sábados voy al depa junto con Nat. También los chicos lo pasan a ver, pero más en la semana.”

Sacó un pañuelo y secó su rostro mojado, luego siguió prosiguió.

>> “Estoy viviendo junto a Nat; tomé la decisión justo después de irme del depa de Antonia. Estuve viviendo allí como un mes junto con Tony (pero él se quedó un poco más). Luego partí donde Nat… recuerdo que me dijiste que debía hacer lo que quisiera y/o sintiera, así que eso hice: estar junto a ella. Me ha dado mucha fuerza y la relación que tenemos ahora es maravillosa, no se compara con lo que teníamos antes. Espero algún día llegar a ser tan fuertes como lo fuiste tu con Anto, un ejemplo para todos… Te extraño. ¿Sabes? Aun te escucho cantar en la sala de ensayo, como cuando todos llegábamos minutos después de la hora acordada y te pillábamos cantando estupideces. No soy el único que te escucha, eso me hace sentir bien, pues sino todos pensarían que estoy loco. Tony lo hace, Bob, Siska. Supongo que no quieres que te olvidemos… Olvidarte, eso jamás sería posible. Los años pasan pero no se me ha borrado nada, tengo una memoria fuerte. Los primeros shows, las primeras peleas, la grabación de Almost, cuando Tom se fue, tus pataletas, las mías, etc. No terminaría nunca.

Conocimos a Danny, un guitarrista inglés que quiere contribuir en los tours que se vienen por delante. Quería comentártelo porque si lo hace bien podríamos incluirlo a la banda, siempre y cuando tu estés de acuerdo, así que me mandas una señal si te gusta y si no… pues, has que se caiga algo sobre mi cabeza ¿Dale?

No nos olvides, nosotros no lo haremos, porque no queremos ni podemos. Y tennos compasión, de repente pasan cosas malas y todos te echamos la culpa, como ese día en que a Chizz se le cortó una cuerda en el acústico… todos pensábamos que era una señal tuya porque esa canción a lo mejor no te había gustado.

Gracias por todo, Mike, espero que te encuentres bien. Yo ya estoy algo mejor, y sin duda es gracias a ti, estoy seguro.

Te quiere

William.”

Con cuidado dobló el papel y lo enterró a un costado derecho de la tumba. Se despidió arrojando un beso y dedicándole una ligera sonrisa a una de las tantas fotos que yacían alrededor.

- ¿Vas a hacer algo ahora? – preguntó Bill.

- Pasaré al cementerio ¿Vienes conmigo? – contestó Antonia.

- Sí, así paso un rato con Nate.

Terminada la misa de aniversario de la muerte de Mike, William, Antonia y Nate, su hijo, pasaron al cementerio.

- Yo iré a dar una vuelta, ve con Nate tú primero – dijo William cerrando la puerta del coche.

La tumba era hermosa. Redonda y llena de flores alrededor; tenía fotos, cartas, peluches, discos, etc. Todos hechos por los fans. La esfera completa estaba hecha de flores rojas, rosadas y blancas, escribiendo su nombre, la fecha de nacimiento y la de fallecimiento.

- Mira quien está aquí – sonrió Antonia luego de tomar asiento al lado de la tumba – te vino a ver tu hijo.

El pequeño tenía el cabello negro y los ojos verdes, iguales a los de su padre.

- Feliz aniversario, aunque no se que tan feliz – suspiró – Ha sido todo tan rápido, aunque los primeros meses sin ti fueron muy largos, creo que casi interminables. Agradezco un poco estar a un año de… bueno, tú sabes, no me gusta tanto decirlo. Mira a este precioso – apunto a Nate – es igual a ti. Tiene la hermosa tarea de recordarme que por algo estoy en este mundo aun, y cada vez que lo veo a mi lado en la mañana se me hace que sus ojos, son los tuyos que me están mirando desde algún lugar. A veces llora mucho, pero siempre sonríe cuando digo tu nombre… además lo primero que le enseño a decir Butcher fue Mike. Aunque no le sale muy bien, pero eso es cosa de tiempo.

Tomó algo de aire.

- Todo ha estado muy tranquilo, los fans me han mandado muchos regalos, al igual que a Nate. Le ha llegado de todo – sonrió – Tony se ha portado muy bien, estuvo viviendo varios meses en el departamento, ayudándome con Nate y con las cuentas y todo eso. William también ha sido de mucha ayuda – aclaró la garganta – siempre sale con el pequeño. Ahora estoy viviendo sola. Pues creo que es tiempo de empezar de nuevo con más fuerza.

Su voz comenzó a apagarse hasta ser casi insonora, dejando escapar algunos sollozos.

- Te extraño mucho, Mike – soltó una lágrima – espero que estés donde estés lo tengas más que claro. Hay un vacío enorme aun en mí, pero estoy mejor. Sólo desearía que pudieras conocer a esta preciosura que tengo aquí en mis brazos… Él tiene muchas ganas de conocerte. A veces sueño contigo y cuando despierto y veo los ojos de Nate pienso que eres tu… es algo extraño – rió – William también vino a verte, los otros chicos pasaran a la tarde. Mamá también te extraña… ahora somos dos las que no tenemos al amor de nuestra vida al lado, pero sé que soy tan fuerte como ella; sé que todo lo que viví junto a ti valió la pena, hasta tu último segundo de vida aquí, cuando me tenías de la manito. Es curioso, porque tu mano así quedó, dobladita como sosteniendo la mía…

Nate reía, parecía saber donde estaba. Antonia lo acomodó cuidadosamente sobre las flores de la esfera y él comenzó a mover los brazos. Sonreía como nunca.

- Te amamos, tanto que hasta nos reímos – sonrió.

De pronto sintió unas manos sobre sus hombros. Era William.

Cogió a Nate y se incorporó.

- Veo que le gusta este lugar – susurró Bill.

- Parece que sí – contestó la chica secándose un par de lágrimas – iré al coche, te esperó allá.

Bill le besó la frente.

- Bien.

Cuando Antonia iba a casi unos 20 pasos de las tumba, William sacó de su bolsillo un papel blanco doblado en cuatro partes.

- No sé si puedo hablar muy bien… Así que te hice una carta – susurró – la voy a leer y luego la dejaré enterrada bajó las flores. No quiero que nadie la saque.

Tenso, desdobló el papel. Tomó algo de aire y comenzó a leer.

- “Feliz aniversario, aunque no sé que tan feliz. Tengo que ser honesto, no creo que escuche la misa más rato (son las 3.40 de la madrugada).

Cuando el reloj me marcó las 2.32 sentí una presión enorme en el pecho, de esas que no sentía hace mucho tiempo. Fue algo desgarrador; pero acordarme de ti ahora no es tan tormentoso, pues ya me hice la idea de que físicamente ya no estás. Lo que sí se me hace difícil es mirarle los ojos a Nate… son iguales a los tuyos, idénticos.

Te extraño mucho, Mike. Si bien, he recibido apoyo de muchas personas, el dolor está, aunque como dije, no es igual de tormentoso como lo fue en los primeros meses. Son cosas ínfimas las que me traen recuerdos, cuando veo tus guitarras en la sala de ensayo o cuando escuchó las canciones nuevas en la radio. Incluso cada vez que compongo me pregunto “¿Le gustará a Mike?” y espero una señal de no sé donde para tomarla como respuesta.

Tu hijo es sencillamente hermoso, me recuerda infinitamente a ti. Todos jugamos con el. Todos los sábados voy al depa junto con Nat. También los chicos lo pasan a ver, pero más en la semana.”

Sacó un pañuelo y secó su rostro mojado, luego siguió prosiguió.

>> “Estoy viviendo junto a Nat; tomé la decisión justo después de irme del depa de Antonia. Estuve viviendo allí como un mes junto con Tony (pero él se quedó un poco más). Luego partí donde Nat… recuerdo que me dijiste que debía hacer lo que quisiera y/o sintiera, así que eso hice: estar junto a ella. Me ha dado mucha fuerza y la relación que tenemos ahora es maravillosa, no se compara con lo que teníamos antes. Espero algún día llegar a ser tan fuertes como lo fuiste tu con Anto, un ejemplo para todos… Te extraño. ¿Sabes? Aun te escucho cantar en la sala de ensayo, como cuando todos llegábamos minutos después de la hora acordada y te pillábamos cantando estupideces. No soy el único que te escucha, eso me hace sentir bien, pues sino todos pensarían que estoy loco. Tony lo hace, Bob, Siska. Supongo que no quieres que te olvidemos… Olvidarte, eso jamás sería posible. Los años pasan pero no se me ha borrado nada, tengo una memoria fuerte. Los primeros shows, las primeras peleas, la grabación de Almost, cuando Tom se fue, tus pataletas, las mías, etc. No terminaría nunca.

Conocimos a Danny, un guitarrista inglés que quiere contribuir en los tours que se vienen por delante. Quería comentártelo porque si lo hace bien podríamos incluirlo a la banda, siempre y cuando tu estés de acuerdo, así que me mandas una señal si te gusta y si no… pues, has que se caiga algo sobre mi cabeza ¿Dale?

No nos olvides, nosotros no lo haremos, porque no queremos ni podemos. Y tennos compasión, de repente pasan cosas malas y todos te echamos la culpa, como ese día en que a Chizz se le cortó una cuerda en el acústico… todos pensábamos que era una señal tuya porque esa canción a lo mejor no te había gustado.

Gracias por todo, Mike, espero que te encuentres bien. Yo ya estoy algo mejor, y sin duda es gracias a ti, estoy seguro.

Te quiere

William.”

Con cuidado dobló el papel y lo enterró a un costado derecho de la tumba. Se despidió arrojando un beso y dedicándole una ligera sonrisa a una de las tantas fotos que yacían alrededor.

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