- Veo que has mejorado mucho, William – apuntó el sr. Claude.
- Me he sentido más tranquilo – asintió Bill.
Las citas con el sr. Claude habían bajado a una por semana, pues con todo lo del nuevo disco, a William el tiempo se le hacía nada.
- ¿No has hablado con Nat nuevamente?
- Nada – murmuró William con una cuota de temor – aun la extraño un poco, eso sí. Me gustaría verla.
- Es mejor que lo hagas cuando estés más preparado – cogió un lápiz – ¿Estás durmiendo mejor?
- Sí, bastante. Ya no me despierto por las noches – explicó Bill que jugaba con las luces de la pecera.
- Muy bien, no creo que suspendamos el consumo de las pastillas por ahora, pero queda poco.
Sonrió.
Saliendo de la consulta su teléfono comenzó a vibrar.
- Antonia
- Bill, soy Carden – se escuchó en la línea – me teléfono quedó e el depa.
- Vaya ¿Qué onda Mike? ¿Cómo estas?
- Bien – aclaró la garganta – Hoy quiero juntarme con los chicos así que… no sé bajemos al bar y todo eso.
- ¿Wentz? – pregunto.
- Ahá. Los veo allá como a las 10, Adiós bro.
- Adiós Carden.
Luego de almorzar, pasó a la casa de Chizz para ver a Naomi y a su ahijado, y comentarle lo de la salida de más tarde a su guitarrista.
Ambos partieron juntos al bar de Pete. Se encontraron con Butcher, que estaba sentando con Gabe, Tony y Wentz en la parte de afuera del bar; Siska no pudo asistir por su fractura. Minutos después llego Mike.
- ¿Qué onda, bro? – le saludó Butcher.
- Acá andamos. Hola a todos – gritó Mike levantando la mano.
Ordenaron un tequila e iniciaron la conversación.
- ¿Qué onda Santi? – insistió Gabe – ¿Cuáles son tus planes?
Suspiró
- Creo que…– soltó una carcajada observando como sus amigos lo miraban con ansiedad – mis planes cambiarán de hoy en adelante.
Los chicos fruncieron el ceño sincronizadamente.
- Explícate – inquirió Wentz.
Carden, sin borrar la sonrisa de su rostro, soltó la frase tan esperada.
- Voy a ser papá.
Las miradas se asombro deformaron las caras de sus invitados. Hasta que comenzaron a reír.
- No puede ser – le abrazó Bill – ¡Felicidades!
Todos se pararon de la mesa para saludar a su amigo y felicitarlo por la nueva noticia.
- Entiendo tu felicidad al 100%, al principio es extraño pero después te das cuenta de que es algo que la vida te pone en el camino para que sigas aprendiendo – le susurró al oído Wentz cuando se acercó para saludarle.
- Entonces un golpeado por todos los padres – anunció Saporta – ¡Aquí vamos!
Los golpeados bajaron y bajaron por varias horas, hasta que decidieron volver a casa, todos muy temprano, excepto William y Saporta que quería parrandear un rato.
Mike llegó cercano a la 1 de la madrugada, pues no quería estar lejos de su chica por mucho tiempo. Sentado en la cama, observando el rostro pálido de Antonia, que dormía a su lado, recordó por todo lo que habían pasado. La pelea esa noche de la fiesta de Butcher, la “primera vez”, la idea partir a Nueva Zelanda… Ahora todo era distinto. Todo era ideal, y cada vez que pensaba que dentro de ese vientre había sangre de su sangre, el corazón le latía con más fuerza.
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