
- Llegamos – dijo Mike sin poder quitar su sonrisa del rostro.
- Muchas gracias, Carden – le miró Antonia sonriendo también algo nerviosa – De todos modos… no tengo muchas cosas importantes que hacer… Así que, no sé si quieres, pero podrías pasar un rato.
Mike no podía entender porqué le costaba tanto estar frente a ella si estuvo la mayor parte de su juventud en eso. Cada segundo incrementaba los nervios, pero no importaba, pues era el más feliz del mundo teniéndola cerca.
- Sí. Si quiero – contestó tratando de contener su felicidad lo que más pudo.
El departamento de Antonia era hermoso: Paredes púrpuras llenas de recortes, sillones de cuero negro y luces blancas. Todo lo ganó con su esfuerzo diseñando y por lo mismo, se sentía orgullosa de sí, pues la situación de sus padres nunca fue la mejor y empeoró aun más cuando su padre murió.
- ¿Quieres algo? – preguntó ya más relajada.
- Cerveza – sonrió Mike.
- Ahá… creo que yo también tomaré una.
Luego de abrir ambas botellas se sentaron a conversar; todo iba bien hasta que Mike mencionó algo sobre aquel viaje que tenía propuesto hacer.
- …Tengo planeado irme a Nueva Zelanda – comentó con un tono un poco triste.
El corazón de Antonia se detuvo. Justo cuando todo había terminado con Jake, cuando una puerta se podía abrir, se cerraba la más importante.
- ¿Por qué? – preguntó inquieta – o sea, no, o sea si tu quieres… pero…
- Es que no lo sé, a veces me aburro de muchas cosas, sería lindo ir para allá un tiempo.
- No lo sé. O sea, es bonito y todo… pero genial, si quieres hacerlo. Tu sabes yo te apoyo – mintió. Su corazón ahora latía con desesperación, le faltaba el aire. Se sentía amenazada por algo tan banal como un viaje y poco a poco perdía el control de sus emociones. Lo único que pasaba por su cabeza era un “es ahora o nunca”… y todo apuntaba a que el momento era ese.
- ¿Me apoyas? – rió – ¿quieres que me vaya?
- No. T… – tartamudeó – tú sabes que jamás querría eso.
Carden mordía sus labios tratando de disipar los nervios pero le resultaba tan difícil contenerse ante esos ojos grises.
- Te voy a extrañar, si lo haces – dijo Anto mirando el piso y con la ansiedad a flor de piel.
- Estoy seguro que no – respondió Carden abrazándola apenas.
- Oh, vamos ¿A qué te ref… – pero apenas volteó su cara se encontró con la de Mike a menos de
LAX me encanta *-*
ResponderEliminar'Life is long for those who have to wait' , me siento completamente identificada.