martes, 30 de junio de 2009

Capítulo #21: I’m not gonna waste this words about a girl.


Como casi todos los sábados en la mañana, Antonia se encontraba en la casa de los Beckett, tomando un café al lado de Cour en la terraza. El frío azotó la ciudad sin piedad, pero no era problema, pues de niñas siempre fueron fanáticas de las gélidas oleadas matutinas. Aparte, disfrutaban enormemente de la compañía de la otra. Tenían mucho que hablar, desde que aquél día en que Antonia terminó con Jake que no conversaban del tema. La instancia se presentaba y Cou esperaba ansiosa el relato de su mejor amiga.

Después de beber un poco de su café, Beckett sacó a flote el tema.

- Y ¿Estás bien?

- Supongo – aclaró Antonia la garganta – pues, se acabó.

- ¿Dolió mucho? – preguntó Cou.

- Me dio pena él, o sea, obvio que me duele pero… Creo que estoy haciendo lo correcto, o eso espero. Es extraño eso sí, duramos un año y 7 meses. Es harto… según yo.

- Sí, pero no estabas enamorada… digo, eso parecía al menos – hizo una mueca – de todas maneras, tienes que hacer lo que sientes, Anto. Aunque a veces duela, lo que cuerpo pide, lo que el alma pide… bueno tú sabes.

- Soy toda una solterona.

- ¿Y qué has pensado?

- Nada, nada mucho, o sea… se terminó, y es triste pero no estoy realmente triste… – dijo con honestidad.

- Espera lo que tengas que esperar – le sonrió Cou – mejor no tomes decisiones ahora. A no ser que tengas claro lo que sientes.

- …a lo mejor lo tengo claro – murmuró – al menos sé que es por Mike.

Su rostro cambió completamente cuando pronunció su nombre, parecía sonreír por todos lados.

- ¿Y quieres hablar con él?

- No lo sé Cour, está muy cambiado conmigo…

- Pero él no tiene idea que terminaste con Jake – dijo traviesa.

- ¿Y tu crees que si supiera cambiaría algo?– sacó un cigarro – aparte no sé que decirle, y no quiero quedar como tonta frente a él… Aunque ya he quedado así muchas veces, me basta con verlo.

- Es increíble como te cambia la cara cuando lo ves… – afirmó su amiga – no lo sé Anto, haz lo que sientas. Al menos yo estoy segura, al igual que mi hermano, de que Carden sigue embobado por ti… tal como tú, si no me equivoco.

- No te equivocas. Siempre… no lo sé – abrazó sus rodillas y clavó la vista en el rostro de su amiga – siempre que estoy con algún chico recibo más de lo que doy ¿entiendes? Nunca me enamoro de verdad, lo intento, pero siempre falla algo en mí. Tu sabes, ni si quiera…– hizo una pausa – ni siquiera he hecho el amor, alguna vez. Nunca me he sentido segura cuando eso pasa, no hay sentimientos por mi parte ¿Entiendes? Y es extraño porque he tenido como 3 noviazgos serios pero siempre, siempre está ahí Mike. Se apodera de todo lo que tengo, de lo que quiero tener… porque todo lo que quiero construir, lo quiero construir con él a mi lado.

Cou la escuchaba atenta, digiriendo cada frase.

- Pero tengo tanto miedo – continuó – de que esto no resulte… De que sea sólo un sueño bonito. Si no pasó antes ¿por qué pasaría ahora?

- Porque les faltaba madurar, crecer, pelear, la situación, el momento… Cálmate, piénsalo, piensa lo que quieres, siéntelo. Ya hablaste con Jake, ya estás por lo menos por buen camino, por decirlo así. Ahora piensa bien si Carden es lo que de verdad quieres, o si es sólo un capricho o algo que no pudo ser y te tiene frustrada.

- Es que… no se si un capricho dura tantos años vivo dentro. Cuando conocí a Carden, lo odiaba por ser tan perfecto para mí. Pensé que con los años se me iba a pasar esa tontera… pero sigue. Lo mismo que sentí cuando lo vi por primera vez, sigue completamente vivo en este cuerpo.

Los pasos apresurados de Bill interrumpieron la conversación segundos después.

- ¿Interrumpo?

- No, ven – dijo Antonia saludándole con un beso.

- ¿Qué onda Will? – preguntó su hermana.

- Estaba pensando es salir un rato, esta lindo el día, o sea… está nublado pero da lo mismo – levantó los hombros – ¿Quieren?

Anto y Cou se miraron y luego se pararon de la banquita. Tomaron sus abrigos y subieron al coche de Will.

- Me gusta tomar café acá – dijo Will abriendo la puerta de un local como antiguo, construido de madera la mayor parte y dejando ver por la ventana las cabezas de los pocos clientes que habían a esa hora – es bastante lindo, espero que les guste.

Antonia quedó fascinada apenas pisó la cafetería, fotos antiguas por doquier, estufas, una variedad enorme de café, era sencillamente hermoso.

- Me trae un café grande y bien cargado, por favor – ordenó Will – ¿Y ustedes? Yo invito.

- Un chocolate – pidió Cou.

- …que sean dos – agregó Antonia con una sonrisa.

La camarera escribió las ordenes es su libreta y se marchó. Las chicas conversaban sobre cosas sin mucha importancia, hasta que William se entrometió en la conversación.

- ¿Y cómo estás con Jake, Anto? hace tiempo que no lo veo.

Cou y Anto intercambiaron miradas.

- Bueno, nosotros ya no estamos juntos – respondió Antonia nerviosa.

- Oh, vaya… Lo lamento mucho – dijo Will haciendo una mueca – Mala pregunta.

- No, no te preocupes, terminamos ayer, así que te todas formas igual te ibas a enterar. Cour te hubiese contado – rió.

- Claro, haha. Y ¿Estás bien?

- Sí, estoy mucho mejor ahora.

- Vaya, al parecer ya no soy el único solteron – sonrió Will tiernamente.

- No, ya no. Ahora yo te acompaño en tu soledad, haha.

Unos minutos después llegaron los pedidos. Luego de beber y conversar otro rato, fueron a casa nuevamente, el frió se estaba volviendo insoportable. Los hermanos Beckett eran muy buenos amigos de Antonia, de hecho, Will pasaba la mayor parte de su tiempo en Chicago en casa ella o viceversa. Sin embargo, esa mañana, la acogedora casa de la señora Rose, tenía una visita que podría hacerla AUN MÁS acogedora.

- Llegam… ¡Mike! – exclamó Will – ¿como estás?

Pero su amigo no pudo responder: Estaba evidentemente perdido en los ojos de la chica que tenía en frente.

- Hola, bien estoy – contestó finalmente.

- Acabamos de llegar, fuimos a beber café, deberías haberme avisado que venías. Así íbamos todos.

- Oh, claro. Es que me desocupé recién – contestó atónito.

- ¿Por qué no nos sentamos? – dijo Will.

Los pasos lentos, casi insonoros de Antonia eran solo audibles para quien estaba completamente interesado en su persona. Will tomó asiento al lado de Mike, y Cour y su amiga tomaron asiento en otro sillón. La situación era incómoda, pero Beckett intentó romper el hielo.

- Saben, va a ser la 1 ya ¿Pidamos pizzas?

- Excelente – contestó Mike, gélido.

- Yo… yo llamo – dijo Antonia que se incorporó del sillón fugazmente e iba casi corriendo hacia la cocina.

Mientras Cou y Anto sacaban platos y vasos, Mike y William conectaban el play a la televisión. Todo este panorama parecía una tarde de domingo de hace 5 años. Con la única diferencia de que Mike y Antonia casi no hablaban.

- ¿Te ayudo? – murmuró una voz ronca.

- …Claro, gracias Carden – contestó ella nerviosa, entrando en pánico.

Pasaron la tarde jugando play sin hablar mucho, hasta que William llamó a Mike desde la cocina. Las chicas tomaron las manillas y siguieron con el juego mientras los otros hablaban en voz baja.

- Antonia terminó con Jake – dijo William mirando fijamente a su amigo.

Carden trató de disimular su asombro por la situación.

- Y que quieres que haga – dijo con voz fría.

- Pues, no lo sé. Hace un tiempo viniste a mi casa medio triste por tu situación con Antonia y bueno, quien sabe si esta es una oportunidad…

- A ella no le importo, Will. No me ha hablado en toda la tard…

- Ella cree que estás enojado o algo así – le interrumpió –…Ese día de la fiesta en el depa de Butcher estabas muy alejado de ella, así que se lo debe haber tomado a mal.

- Vamos a la sala de estar ¿Quieres? – preguntó su amigo inquieto.

- Mike, basta. Si te gusta sufrir por chicas, allá tú. Pero yo soy tu amigo y pretendo decirte la verdad, y la verdad es que estas pudriendo todo con tus actitudes. Me extraña… porque te considero bastante maduro para andar con pendejerías de “no le hablo” y “no me habla”… Ahora vamos.

Carden le siguió y sin pensarlo mucho, pues sabía que si lo hacía se podría arrepentir, se sentó al lado de Antonia.

- ¿Quieres jugar? – preguntó ella.

- No, vale – contestó apenas Mike.

- ¿William, juegas con Cou? – Antonia le ofreció la manilla.

- Si – contestó Beckett mirando a Carden como dándole ánimos.

Finalmente, Mike soltó la lengua y le habló.

- ¿Cómo te ha ido en tus cosas locas?

- … bien, supongo. Estoy diseñando mucha ropa de hombre últimamente – contestó asombrada de que Mike le hablara – ¿y tú?

- Yo bien, descansando harto, la verdad… Quiero fumar – buscaba sus cigarrillos ansioso.

- …te – su voz se entrecortaba – te acompaño.

Salieron al patio de los Beckett donde Antonia había estado esa misma mañana con Cour; el cielo estaba nublado y oscuro, y la escasa luz de la luna era la única que iluminaba sus rostros.

- Hace… bastante que no te veía – dijo Carden nervioso.

- Si es verdad, desde ese día donde Butcher.

- Todavía tengo tus cosas, tu sabes… puedes ir cuando quieras – sonrió – ¿Ha estado todo bien? – continuó.

- Si, pues, por lo menos en lo que hago sí…

- ¿Por lo menos? ¿Eso quiere decir que hay algo que anda mal?

- No, mal no. Pero las cosas cambiaron un poco. Sólo un poco. Ya no… – tomó aire – ya no estoy con Jake.

Carden volvió a disimular.

- Wow, lo siento – mintió.

- No, estoy muy bien, mucho mejor así…– contestó sonriendo y aspiró su cigarro.

- ¿Y porqué? Digo, se veían bien felices… – insistió Mike.

Antonia recibió un golpe de corriente luego de escuchar aquellas palabras ¿Cómo podía ser honesta frente a esa pregunta? ¿Cómo podía contestarla? Surgieron un millón de interrogantes, inundando de silencio el lugar donde se encontraban casi por 5 minutos.

- Es que yo no me sentía bien con él – contestó.

- Ahá, bueno. Pero si te sientes bien así, es mejor. Espero que estés feliz.

- Estoy muy bien ahora…– miró su reloj – vaya, son las 10 ya. Debo ir a casa.

- Oh, que lástima… la verdad es que hace harto que no te veía. – dijo Mike abatido – ¿Te puedo llevar a casa? Bueno… si quieres.

Antonia abrió sus ojos, brillantes, llenos de asombro.

- Bueno, porque no.

Luego de despedirse de los hermanos Beckett, subieron al coche de Mike y se largaron sin compartir muchas palabras en el trayecto, pero sí, muchas miradas.

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