domingo, 24 de mayo de 2009

Capítulo #7


“…pero si abres tus ojos tal vez te des cuenta que lo que una vez se perdió puede nacer otra vez.”

- Buenos días, William.

- Bue… nos días – respondió aturdido Beckett – ¿Qué sucede… o sucedió?

- Will, tuviste un accidente automovilístico – respondió el doctor Waldhauser – ayer en la madrugada.

Dicho esto los dolores se hicieron presentes.

- Wow… – dijo Will abriendo los ojos.

- ¿Recuerdas algo?

- La verdad doctor, no.

- ¿Bebiste mucho, no?

- Sé que bebí, pero no recuerdo más… nada de nada – respondió confundido Will, tratando desesperadamente de buscar algún recuerdo que fuese útil.

- Will, te golpeaste muy fuerte la cabeza, pasaste la noche en observaciones. Aparte tienes la pierna izquierda fracturada… Era de esperar que por tu estado y el impacto no recuerdes que sucedió.

- Vaya… – suspiró.

- Bien, ahora enyesaremos tu pierna y listo – dijo el doctor finalizando la conversación.

Aunque solo era una fractura, el dolor era insoportable.

Cercano a las 10 llegaron los chicos acompañados de la sra. Rose.

- Doctor, buenos días.

- Buenos días. Usted debe ser la madre del sr. Beckett ¿No?

- La misma – contestó Rose.

- Bien sra. Beckett, su hijo sufrió un accidente ayer en la madrugada cercano a las 4.30 en la pista que da hacia los boques de la ciudad… Recibió un fuerte golpe en el cráneo y tiene la pierna izquierda fracturada… Sin embargo señora Rose, me preocupa la cabeza de William. El impacto fue grande. Está ahora bien, eso si…

- Ahí Dios mío – suspiró la madre.

- Hay un detalle importante… – el doctor tomó aire – verá, Will perdió el control principalmente porque sus reflejos no estaban actuando al 100%... y esto fue porque estaba manejando en estado de ebriedad.

- … Ahh – dijo la señora Beckett mirando al cielo – este chiquillo…

- En verdad, a cualquiera pudo pasarle, pero debe cuidarse más ahora… pudo ser fatal.

- Si, comparto lo que usted me dice… ¿Cuándo puedo verlo?

- Ahora está conciente, si quiere puede verlo unos minutos, pero brevemente, el necesita descansar y aun tenemos que chequearlo.

- Muchas gracias Doctor W.

- Adelante.

Beckett, acostado, con un par de tubos y los ojos desorbitados, se incorporó rápidamente cuando vio a su madre cruzar el umbral de la puerta.

- Mamá…

- William, por el amor de Dios…

- Lo siento tanto, mamá… yo – se quejó – yo… no sé que decirte.

- Tranquilo, al parecer estás… bien, dentro de lo mal que pudiste estar.

Beckett tomó la mano de su madre tratando de disipar la incomodidad del momento.

- Mamá… sé que ahora la situación es vulnerable porque… porque estoy donde estoy, pero – tomó aire – no sabes como me dolería que pensaras que soy un maldito borracho que se aprovecho de sus 15 minutos de fama para… bueno, para hacer estupideces.

- Oh, Bill, no pienso eso. Pero me gustaría eso sí, saber porqué… porqué sucedió.

Bill trataba de no tocar el tema con sus amigos, pero esta vez era su madre quien pedía humildemente una explicación y, además, su historia con Nat no fue cualquier cosa. Era cuestión de años.

- Nada especial, problemas que se solucionan rápidamente… momentos de colapso, pero bueno, reaccioné mal frente a ellos… Una mierda – trató de desviarse.

- Bill ¿Qué pasó? No quiero excusas, no te he dado razones para desconfiar de mí.

Los ojos de su madre encontraron los de su hijo.

- Terminé con Nat… – dijo agachando la cabeza – y bien, eso.

- Vaya…

- Sé que no es suficiente razón para.... – su madre lo interrumpió.

- El amor no calcula razones, hijo. Se está mal o se está bien, así son las cosas cuando uno se enamora.

- …Me duele tanto.

- Va a doler por mucho más, a lo mejor… pero ¿sabes hijo? – suspiró – Salir adelante es una opción muy personal, pues el dolor hay que vivirlo para dejarlo atrás; hay que pasarlo mal, hay que caer mal… incluso chocar en auto borracho – ambos rieron – Me recuerdas mucho a mí, Will…– su voz se hizo un hilo – me recuerda mucho a cuando tu padre y yo acabamos nuestra historia. Fue rápido, pero el dolor es algo que se arraiga tanto al alma que cuando más lo fuerzas para sacarlo, más te desgarra.

William la miraba con cierto desconcierto, pues escuchar a su madre hablar de algo tan doloroso no era cosa de todos los días.

- Lo entiendo – dijo Will.

- Vívelo, hijo – respondió ella mirando los ojos perdidos de Will – Bueno, me largo. Debes descansar… Te amo, con toda mi alma.

- Yo también, má.

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“Bien, cómo no puedo traer mi computadora al hospital ya que insisten en que debo descansar la vista el mayor tiempo posible, le pedí a mi madre que por favor me trajera un cuaderno, mis lentes y un lápiz. La escritura se transformó en mi método de descarga personal, una especie de bálsamo para el alma.

Sé que pocos lo entienden, sé que el amor es tan subjetivo que para algunos lo que estoy pasando ahora es nada. Pero tengo tantos recuerdos aquí dentro; tengo contadas las veces que la amé y las que me sangró el alma cada vez que perdí una batalla por ella. Ahora sólo existe una historia, el libro que juntos escribimos, la vida soñada… Cada pieza de este puzzle es una película llena de nosotros.

…Bien, cerré un ciclo solamente, acabé con algo que no tenía más camino por recorrer.

Rayos, me duele la cabeza, mi pierna, y los ojos me pesan. Aparte no puedo comer nada y tengo un poco de frío. Nunca había pasado tanto tiempo en un hospital… creo.

Mi cabeza… Es extraño el funcionamiento de mi organismo, ahora. Siento cosas que antes no, y no, no me refiero a Natalia. El miedo se apodera de mí y de mi accionar. La angustia y el pánico también. No lo entiendo. No lo había vivido y aunque solo me ha ocurrido un par de veces, siento que esa mezcla de sentimientos fue tan intensa, tan aterradora que me agotó. Recuerdo medianamente (ja) que la primera vez que sentí esto, fue cuando hice la fiesta en mi departamento, justo antes de que Sisky me quitara las llaves del auto. Entre sonrisas y carcajadas, el pecho comenzó a dolerme. Colapsé y juro que jamás sentí tanto miedo. Necesitaba escapar, me faltaba el aire. Pánico… y pánico en todo mi cuerpo, latiendo en cada rincón de mi cabeza. Y extrañamente, recuerdo que lo mismo sentí antes de escapar de mi departamento anoche. Antes del accidente.”

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