
Sonaba el timbre y Will entre intentos por correr a abrir la puerta se tropezaba con la ropa desparramada en el piso de su cuarto. Finalmente logró escapar del desorden y abrió.
- ¡Antónia!
- ¡William! – gritó Antonia abalanzándose sobre él – ahí lo siento, tu pierna…
- …No, estoy bien, haha tranquila – rió – Ven, pasa, adelante ¿Cómo has estado?
- Bien, aunque con frío – respondió ya dentro – y tú como estas… después de lo que pasó.
- Mejor, mucho mejor, ya estoy completamente bien supongo ¿Quieres tomar algo?
- No, gracias Bill – respondió apurada – Emm… ¿Está tu hermana?
- Sí, está en su habitación, sube…
- Bien, te veo después… hay, Will que delgado estás – agregó tocándole las costillas.
- Es el desamor… haha – gruñó Will, tratando que sonara como una broma.
Antonia llegó cercano a las 11 de la mañana a la casa de los Beckett, justo un hora después de que Carden abandonó la casa de los Beckett. Había algo que contar, había algo que no estaba bien con ella. Aceleró el pasó y abrió la puerta de la habitación de Court.
- Permiso – dijo susurrando.
- Anto, ya te esperaba… – respondió Cour abrazándola – ¿Pasa… algo?
Pero antes de que Antonia pudiera dar respuesta, los sollozos escaparon ensordecedores.
- Anto, que pasa… – preguntó Cour sorprendida.
Antonia se sentó en la cama, secándose las lágrimas.
- Tengo… – habló con un hilo de voz – tengo un problema…
Cour la miraba con preocupación.
- Un problema con que… – hizo una pausa de golpe – o con quien.
- Es con Jake – murmuró – o sea… no se si es un problema… no, si lo es.
- Que pasa, puedes contarme.
Antonia miraba sus pies, tenía los dedos entrelazados, e intentaba buscar las palabras precisas para explicarle a su amiga lo que sucedía.
-… me da vergüenza, Cou.
- … ¿Vergüenza? Pero ¿Por qué? Siempre nos hemos contado todo.
- No es cualquier cosa – su voz se tornó dura – no es algo que me haya pasado antes.
-…Anto, me asustas, que sucede amiga, cuéntame – insistió Cou.
Anto le hizo una señal para que se sentara a su lado. Por fin su boca se abrió, tomando aire para empezar a hablar.
- Tu sabes que yo las únicas veces que tuve …sexo con alguien, y que no fueron más de 3 veces, fue con Josh, hace mucho tiempo… cuando estábamos juntos – aclaró la garganta – luego empezó todo eso con Mike, y bueno, nunca pasó nada; ni siquiera nos besamos, menos iba a pasar a mayores…
- Ahá – dijo Cour que no despegaba los ojos del rostro de su amiga, ansiosa por escuchar que le pasaba.
- Ayer… con Jake intentamos, pero no funcionó – vaciló – fue muy triste, muy frustrante. Fue… asqueroso.
Cou dejó escapar una pequeña risa.
- Pero no tienes que llorar por eso, Anto. Esas cosas siempre suceden.
Antonia la miró con amargura.
- No es que este triste porque no pude tener sexo con el, Cour – miró hacia la ventana – estoy así por el por qué de que no pude tener relaciones con él.
- …Explícame ¿Te pasó algo antes? – preguntó un poco confundida.
- No, no es eso… es que – suspiró – es sólo que no puedo con Jake…
Beckett comprendió en un instante lo que sucedía con su amiga y se adentró aun más en el tema para sacarle la verdad. Finalmente, todo lo que pensaba coincidió con la respuesta de Antonia. Cour estaba en lo correcto.
- Pero vamos, esto es por algo… Si no, como con Josh pudiste – añadió esperando ansiosa la respuesta de su amiga.
Antonia sentía la garganta apretada, y ahogada en palabras que no podía escupir hizo un intento de responder la pregunta . Rápidamente la verdad cayó palabra tras palabra de sus labios.
- No puedo por Mike.
CONTINUARÁ.
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