lunes, 28 de septiembre de 2009

Capítulo #41: Your eyes wide.

El impacto de la noticia fue como un segundo balde de agua fría que recorrió su piel, erizándola. Sus pasos de vuelta hacia donde estaban los chicos, eran nada, al menos eso sentía: que se derrumbaba paso a paso.

- Mike tiene días de vida, chicos – susurró con un hilo de voz – Días.

Un silencio tormentoso zamarreó la sala por completo, como si de una ráfaga de viento se tratara. Lucas, el hermano de Mike, abrazaba a su madre mientras que el padre le tomaba la mano tratando de mantener la compostura sin mucho resultado. Los chicos no botaban palabra alguna, cada uno estaba sumido en inteligibles pensamientos.

Antonia miraba el suelo. Su rostro, a pesar del momento, denotaba tranquilidad. Una de las muchas cosas que aprendió junto a Mike fue a cultivar la calma y la paciencia; pero poco a poco fueron brotando las lágrimas ¿Podría todo ser peor? ¿Podría ser verdad que su peor pesadilla estuviese pasando realmente? Todo lo que jamás hubiera deseado, ahora desfilaba frente a sus ojos.

Un par de días no eran suficientes, la verdad para todos giraba en torno a que el reloj de la vida pone reglas, nada parecía ser suficiente; y ellos, cada uno de ellos, incluyendo a Mike… estaban contra el tiempo.

Bill se había puesto de pie un momento, estaba dando unas vueltas por los pasillos del hospital, tratando de encasillar sus pensamientos en otra cosa, aunque le pareciera imposible.

- William – se dejó escuchar una voz por detrás.

Jamás hubiese imaginado con quien se iba a encontrar.

- Natalia – la miró sin saber que hacer.

Por inercia, sus cuerpos se acercaron fundiéndose en un abrazo y dejando escapar un ahogado llanto.

- Sé que quizá no querías verme, pero necesitaba venir aquí. Necesitaba estar contigo ahora – dijo aferrada a sus hombros.

- Si te quería ver, siempre quiero.

Tomaron asiento en la cafetería tratando de beber algo, sin poder tragar si quiera un sorbo.

- Esto no puede estar peor, Nat – suspiró – ¿Qué se supone que pasará ahora? ¿Qué se supone que pasará después? ¿En qué momento ocurrió? ¿Dónde salió todo mal? – sus ojos se rebalsaban de lágrimas a medida que realizaba todas esas preguntas, nublando la oscura imagen de su café girando en la taza.

- Bill, no es momento de preguntas, más bien de acciones. No tienes idea como entiendo todo esto… pero – le tomó por la barbilla para mirarlo a los ojos – aprovecha, pasa el mayor tiempo posible junto a él. Yo estaré junto a ti para lo que necesites.

Beckett la observaba con cautela, incluso hasta con algo de miedo, pero invadido por la sorpresa, no fue capaz de contenerse frente a lo que tenía ahí mismo; y la besó.

- Vamos, mejor – le susurró al oído la chica.

William la tomó de la mano y volvieron a la sala de espera.

El reloj marcó las 9, todos estaban presentes, alertas a una posible recuperación. El horario de visita era de 5 a 7 de la tarde, pero para los enfermos de calificación terminal, comenzaba de 8 a 10. Los primeros en pasar a verle fueron Gabe y Vicky que aparecieron con un ramo de flores púrpuras en la mano; luego entraron los otros miembros de Cobra seguidos por Tom. No demoraban más de 5 minutos, pues había varios que querían pasar a verlo. Travis también entró un momento también y Pete le siguió después. Amigos y compañeros del FBR esperaban ansiosos entrar a hablar un momento con él; más adelante, los que eran más cercanos, como la banda, la familia y las chicas, ingresarían.

La noticia había volado, y en pocas horas recibieron muchísimas cartas de consuelo por parte de los fans. Llamadas, e-mails, peluches y tarjetas que William se encargó de mostrar a Mike.
Su rostro pálido ahora dejaba al descubierto pequeñas arrugas y huesos adheridos. Los parpados habían tomado un color amarillento y las ojeras eran mucho más evidentes que antes.

- ¿Qué hora es? – preguntó agotado.

- Las 9.40 – contestó su doctor – ¿necesitas algo?

- No – sonrió.

Y cayó dormido.

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