- Mierda, mi abrigo – Beckett corrió directo al ascensor con una mueca de disimulada desesperación y algo de rabia.
- Hey, Will! – gritó Mike – Butcher tiene tu chaqueta así que ¿Por qué no te calmas? El vuelvo sale en… - mirando su reloj- …ahora.
Mike tomó su bolso de mano y se apresuró para llegar al avión lo antes posible. Beckett suspiró con resignación, susurrando para sí mismo palabras indescifrables.
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- William Beckett, ahá; el vuelo sale enseguida, apresúrese por favor – ordeno con un tono amable después de todo el atraso, una de las azafatas encargadas de chequear los pasajes.
Paso duro y un rostro tan blanco como su polera, dándole completo contraste a unas negras ojeras delatadoras, hacían de Beckett un muñeco de trapo. El cansancio era su mejor amigo, pues mientras duró la escandalosa gira no logró hacer ninguno… ninguno de verdad.
- Achú! – estornudó Chiz.
- ¡No me digas nada a mí! No está ninguno de mis gatos dentro de esta cabina – alegó Sisky que estaba sentado a su lado.
- No iba a alegarte nada ¬¬, pero si no me hubieras invitado a esa “tranquila y elegante merienda nocturna” anoche, probablemente no tendría mucosa enterrada en el cerebro – respondió Chiz haciéndose la victima al haber sido supuestamente “inducido” por Sisky para ir a la casa de Tommy, uno de sus primos.
- Ah! Excelente! Ahora yo tengo la culpa de tu descontrol y poca eficiencia frente a las decisiones que tomas!
- Realmente no sé que es peor: tú o tus gatitos.
- Probablemente mis gatos, yo soy la perfección – contesta Sisky con tono audaz.
Mientras, Will se acomodaba en la ventana algo preocupado. El avión comenzó a elevarse rápidamente; pareciera que Will también.
- To be like Butcher, to be like Butcher ¿what more could you ask for? – se acercó cantando a Beckett, Andrew “the Butcher”, dejando caer su cuerpo como saco en el asiento que daba al pasillo – ¿Qué sucede, Bro?
Will suspiró.
- Digamos que nada TAN malo.
- …es Nat, verdad?
- Llamó anoche – Beckett se hundía en el asiento mientras pronunciaba aquellas palabras – Se me hace que no aguanto más… o que no la aguanto más. O sea, tú… tú sabes Andy… Yo trato con ella pero no confía en mí ni un poco, ni en lo más mísero; no me escucha, cuando llego a casa no me habla… no sé porqué lo hace si le he explicado incontables veces lo que siento, que es inexplicable…que la amo – Miró al piso y luego a la ventana – aunque no se si sigue siendo así.
Su voz se quebró.
- Will – susurró Andy – no me gustaría que captaras mal mi mensaje, pero tú permitiste esto, digo… no es tu culpa del todo pero tú sabes como es Nat: la mujer más posesiva que pisa la faz de la tierra; y siempre ha sido así contigo y ha sido mucho peor, sino pregúntame cuántas veces hemos tenido esta misma conversación. Realmente Will… realmente me gustaría que lo entendieras así, pero no te culpo por amar desenfrenadamente como un estúpido a tu chica.
Beckett lo miraba con cierta frialdad pero sólo era un arma. Se dedicó a dormir.
- Becke, Becke, despierta – lo movió Andy mientras tomaba su bolso y un botella de Vodka.
- Voy, voy – respondió Will restregándose los ojos para despertar un poco más.
El vuelo terminó cerca de las 7.30 de la mañana un miércoles de noviembre; frío. Muy Frío. Ya estaban todos en Adelaida, al sur de Australia.
Chiz y Butcher estaban en la cafetería mientras Sisky hablaba por teléfono con alguien que cuidaba sus gatos cuando el no estaba. Becke recorría el aeropuerto como si jamás lo hubiese visto y con la delicadeza con que se toca una muñeca de porcelana rozaba los vidrios de las ventanas.
- ¿What’s up, Beckett? – lo asustó Santi por detrás.
- El clima está raro, no?
- No más que tú, honey.
- Eso sonó tan… extraño – rió Will al escuchar la sensual voz de su amigo pronunciando “honey” – no pasa nada, Mike. Tu sabes es… lo de siempre.
- Lo sé, o sea lo supuse. Que va, Becke… acaba con esto, se vienen las merecidas vacaciones y hay mucho que salir, beber, dormir… y muchas chicas lindas por ver – le animaba Mike con tono picaron – pero entiendo; no me gustaría que pensaras que pienso que debes pensar lo que pienso o que debes pensar que la cerveza, los cigarros y las chicas es lo primero en la vida…que no es lo que pienso – hizo una pausa mientras Will le miraba algo confuso – sé que sonó complicado pero sólo trato de hacerte ver que… con Nat ya no vas a ningún lado. No así.
- Ya lo sé, me lo repiten todo el tiempo – dijo resignado.
- Entonces. Vamos por Sushi, eh?
Mike era capas de tener más orgasmos con el sushi que con una chica, todos lo sabían, así que Will sin poder zafarse de semejante propuesta lo acompañó a engullir tan “importante” placer.
- ¡Hmmm! ¿A que no hay nada mejor? – gemía Santi mientras dejaba caer algo de pescado de su boca.
- The academy is… sushi – dijo en voz baja Becke justo cuando se acercaba Siska.
- No! The academy is… pizza, madafacas! – alegaba Sisky.
- Hahaha, no, the academy is… la chica que vimos en la casa tu primo – dijo Mike quien quedó atónito cuando vio a Sofía, la otra prima de Siska.
- Hey, no quiero ser familia tuya – respondió Andy al comentario baboso de su compañero.
- No saben nada sobre ser serios y responsables – dijo Beckett con tono solemne, riéndose entre dientes.
- Ja! Por ser serio y responsable ahora pareces cualquier cosa menos el vocalista de una banda de rock – se burló Sisky – mira como te tiene la loca de tu novia, o ¿Vas a seguir diciéndonos que la persona que te llama cada 10 minutos es tu agente o tu mamá o…?
- Basta, no es gracioso… no tanto – se defendió Will.
- Si lo es… o sea digo… un poco, no? – se reía Mike.
- ¿Quieres ponerte a fumar, seguir comiendo o te tapo la boca yo?
- He, he! Cálmate, vocalista de segunda, sabes que te estamos jodiendo, nada serio Will.
- Voy a publicar que tienes más orgasmos con la comida que con una chica. Ratero – le amenazó Becke.
- Voy a publicar que eres un maquineado, hahaha. No, espera eso ya lo saben todos – se reía descontroladamente Santi sin poder contener el pescado en tu boca.
Pero Will levantó la mano en menos de 2 segundos, agarrando la mitad del pescado que había en el plato de Santi y arrojándolo en su cara.
Los brillantes ojos de Mike se tornaron rojos, y no de irá precisamente: el pescado aliñado entró en sus pupilas.
- ¡MIERDA, BECKE, PERO CUAL ES TU PROBLEMA! – gemía de dolor Santi mientras trataba de sacar junto a Sisky los restos de pescado en su cara.
- Ten tu orgasmo ahora – Se reía Will – ¿Vamos al baño? Te ofrezco mis ojos mientras bajamos las escaleras.
- Te los sacaré, hijo de… – pero Becke le interrumpió.
- …grosero, vamos – le dijo riendo.
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